El sahumerio y el olfato han sido desde épocas milenarias parte integral de la experiencia mística ritual en todas las religiones
El vigor de la tradición indígena en México permea casi toda realidad simbólica en el país. El olfato ha sido considerado un importante conducto de lo sagrado para la población aborigen y mestiza durante siglos en estas tierras.
Las ceremonias de orden religioso utilizan las resinas endémicas como potentes purificadores e instrumentos preparatorios para el acto espiritual: humos que fungen como bálsamos de la prosperidad y abundancia onírica, numinosa y latente en el misticismo mesoamericano y mexicano.
El uso del humo con efecto sacro es universal dentro de las más diversas culturas. El tabaco, la mirra y variedades de la selva baja caducifolia como el Copal en México, son utilizadas para agradecer, generar, estimular, reverenciar, recibir y ofrecer lo indispensable para esas “presencias” que equilibran el “devenir” a partir de esa relación espectral con la naturaleza que identifica lo verdadero.
Una vez que el copal arde sucumbe en un perfume soberbio de la tierra, pareciera el mismo aliento de lo que vale la pena, aquello que nos recuerda la hermosura de buscar lo que merece al alma, un instante de belleza que penetra todo lo sólido y que nos inspira un posible encuentro de nosotros mismos.
Juan Carlos Gutiérrez Barraza
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